Cuando aprendo nuevas cosas siempre
trato de relacionarlo con cosas que ya conozco, es un poco de lo que se
denomina “aprendizaje significativo”, estructurar los conocimientos nuevos con
los viejos, esto lo menciono porque hay un concepto muy importante en el mundo
de la seducción y que inconscientemente todos conocemos pero que pocos
realmente toman en cuenta, me refiero al concepto de “calibración”, la
calibración es la capacidad de saber reconocer lo que una interacción con la
chica necesita, cuándo debo insistir y cuándo debo abandonar o aplicar hielo,
cuándo debo besarla o cuándo llamarla por teléfono, cuándo un comentario puede
tener el efecto que estoy buscando.
Digo que este concepto de calibración
realmente, aunque no lo hayamos escuchado como tal ya nos los podríamos haber
imaginado, en mi caso me pasaba como en el cuento de Pinocho en el que Pepe
grillo era la voz de su conciencia, algo en mi interior me decía que debía
dejar de insistir con la chica, que algo estaba haciendo mal que volvía la
interacción “incómoda”, lamentablemente, no
escuchaba esa vocecita interior, pues yo tenía una mentalidad distinta
en la que creía que si querías lograr algo tenías que esforzarte, ser muy
persistente y no abandonar, no entendía que con las chicas aplicar “ley hielo”
o distancia, incluso ignorarlas podría funcionar, obviamente sabiendo
identificar el momento indicado para comportarse de esta manera, porque ahora también
sé, que si intentas hacerte el interesante, ignorándola o aplicando hielo,
cuando ella ni siquiera ha dado pie para tratarla así es igual de
contraproducente que si estuvieras de insistente.
Entonces, ¿cómo se aprende a
calibrar? Los instructores de seducción dicen que practicando, entre más interactúes
con chicas más irás aprendiendo a discernir lo que necesita cada situación y en
consecuencia cómo actuar de manera más efectiva, aún así yo agregaría otro
aspecto muy importante a considerar, sobre todo para los que nos vamos
iniciando en el arte del ligue profesional, me refiero a concentrarnos en
desarrollar nuestra intuición, hagámosle caso a esa vocecita interior que nos
está gritando “hey, detente, esa chica el día de hoy no está de humor”.
Debemos volvernos sensibles y perspicaces,
abrir nuestros seis sentidos -el sexto es la intuición- leer el lenguaje
corporal de la chica, ¿qué me está diciendo?, ser empáticos, comprender porqué actúa de la manera que lo
hace.
Me despido deseándoles una muy feliz
navidad y recordándoles que el mejor amigo de la calibración se llama
intuición.