Tengo 31 años y de algo estoy seguro, la vida no es fácil, y
la verdad estoy contento de que no lo sea, pero, ¿Porqué tendría que ser
fácil?, lo poco o mucho que he logrado me lo he ganado, a veces con más
esfuerzo, a veces con menos, pero de ninguna manera desearía que las cosas
fueran diferentes, y si tuviera la oportunidad de volverlas a hacer, tal vez me
esforzaría más porque sabría que los resultados serían mayores y mejores.
Esta reflexión surge de la enorme cantidad de imágenes, memes,
propagandas, estados en redes sociales o publicaciones en internet que hablan
de conseguir las cosas de manera fácil, bajar de peso, conseguir mucho dinero, tener
a una persona que nos ame, y… cuando no los consigues… rezar, rogar al
universo, frustrarte, maldecir a los ricos, ser rencoroso(a) con el sexo
opuesto y pensar que simplemente no sirves para nada y que no vale la pena
estar aquí.
Pero con esa actitud, no me sorprende que el mundo esté como
esté, que no consigas lo que quieres. Si maldices a los ricos nunca serás rico,
si tienes envidia de las parejas felices no creo que el amor toque a tu puerta
próximamente.
Necesitamos entender que lo que en verdad deseemos nos va
costar y, al final, más que el resultado alcanzado, lo que te dará alegría es
el esfuerzo que imprimiste. Te aseguro que nunca lamentarás haber trabajado por
tus sueños, ya sea que los alcances o no, la felicidad se encuentra en el proceso,
no en la meta.
Que sea un maravilloso 2017.
No hay comentarios:
Publicar un comentario