¿Que quién me dijo que era bueno para redactar? Pues mi maestra
de primaria, la maestra Araceli, y debo decir que es algo que siempre me llenó
de orgullo, parece que siempre he contado con esa habilidad de organizar las
palabras. Pero nada más, tengo la habilidad para escribir por encima del
promedio, pero nada más, no he escrito lo suficiente ni en calidad ni en
cantidad como para vivir de ello, aún.
Hoy tal vez sí esté en camino de convertirme en escritor o
autor, y me queda claro que es durísimo, que me cuesta mucho, que es complicado
cuando no tengo bien claras las ideas.
Veo a la escritura no necesariamente como una pasión, más bien como un talento o una habilidad que
debo aprovechar, dicen que Dios nunca nos manda a esta tierra sin lo necesario
para vivir, es por eso que cuando no escribo siento que estoy desperdiciando un
talento que me fue dado, un talento con el que puedo servir y ayudar a las
personas.
Finalmente, ningún talento triunfa por sí solo, se necesita
practicarse una y otra vez, mejorarse continuamente, la disciplina siempre
vencerá al talento cuando el talento no se esfuerza.
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