jueves, 21 de junio de 2012

El que se enoja, pierde


http://nuevotiempo.org/mundoactual/files/2010/10/enojado.jpgHace unos días, mientras estábamos comiendo, mi hermano derramó su vaso de agua de papaya en la mesa y, en vez de secar el desastre completamente, sólo dejó el trapo sobre el agua para que “absorbiera” mientras terminaba de comer, ahora que lo cuento me causa risa, pero cuando pasó no sé qué demonio me poseyó que me enojé y le reclamé porqué no terminaba de secarlo correctamente, a lo que en respuesta él reaccionó igual o más molesto, es decir, cómo era posible que en una tranquila comida se caldearan los ánimos por un simple accidente.

Este episodio me parece propicio para abrir el artículo de esta semana ya que hablaré precisamente sobre la reactividad, cuando las acciones o comentarios de otras personas nos afectan, nos molestan, nos incomodan y lo expresamos con desagrado se dice que reaccionamos, que somos reactivos. Esta actitud que para algunas personas es normal con frases como ¡Yo no me dejo de nadie! ¡Si me pegas te la regreso! ¡Soy de carácter fuerte!, no hacen más que formarnos una personalidad desagradable, “de pocos amigos” o “de mecha corta”, que indudablemente nos provoca llevar una vida estresante, malhumorados y a la larga con problemas de salud, desde un dolor de cabeza hasta que, Dios no lo quiera, un problema en la vesícula biliar.

En el libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” del autor Dale Carnegie existe un capítulo que se llama -Si quieres recoger miel, no des de puntapies a la colmena- y habla sobre el cuidado que debemos de tener al confrontar a las personas, básicamente este escritor nos dice que debemos evitar criticar destructivamente a los demás, atacarlos o echarles la culpa descaradamente, porque eso nada más conlleva a que se pongan a la defensiva, más que nada porque dañamos su integridad, lo más valioso que tiene un hombre o una mujer es su autoconcepto, si criticamos algo de ellos estamos atacando lo que más estiman, su propio valor como seres humanos. Es por eso que mi hermano reaccionó de esa manera, él no podía entender que por un simple accidente yo lo hiciera sentir mal (si estás leyendo esto discúlpame por eso).

Lo anterior no significa que no podamos criticar constructivamente o hacer un comentario asertivo cuando las situaciones realmente lo ameritan. Lo que me interesa exponer es que no debemos reaccionar negativamente ante sucesos que no lo merecen, ¿Estuvo mal que yo me enojara con mi hermano por derramar un vaso?, si, estuvo mal, ¿Estuvo bien que él reaccionara, levantara la voz y se pusiera al mismo nivel de energúmeno que el mío?, no, no estuvo bien, porque si él supiera manejar sus reacciones entonces sin ningún aspaviento me hubiera simplemente ignorado o lo hubiera tomado con humor, aquí el problema se da porque ambos caímos en las provocaciones y eso se volvió un círculo vicioso.

Como lo veo, para empezar a trabajar en abolir nuestro problema de reactividad lo primero es preguntarse, ¿Cómo reacciono yo ante las críticas e incluso a los insultos o burlas de los demás? ¿Porqué dejo que me influyan los comentarios que precisamente buscan socavarme?, si dejo que me afecten les estoy dando poder a esas personas para que me sigan haciendo daño, si ellos ven que es un punto débil entonces con más razón se aferran a el. Hay que demostrarles a los demás que no tienen poder sobre nosotros, que sus críticas o comentarios malintencionados no nos hacen merma y, ¿Cómo se logra esto?, pues existen varias formas, entre ellas:

1.- Dándoles la razón, no importa que no la tengan. Si les damos la razón a sus críticas los desarmamos, ya que si buscaban confrontarte y hacerte rabiar no lo logran pues como desde el principio les has dado la razón pues ya no tienen con qué seguir atacándote. Las críticas se toman dependiendo de quiénes vengan.

2.- Poner la otra mejilla o simplemente ignorarlos. Desde el comienzo ¿Para qué desgastarnos? ¿Qué sentido tiene?, para que haya confrontación, pelea o conflicto son necesarias, por lo menos, dos personas. ¿Te imaginas la cantidad de peleas sin sentido que ya te hubieras ahorrado si simplemente no les hubieras seguido la corriente a esas personas? Sencillamente no vale la pena discutir con gente necia.

3.- Responder con sentido del humor. Esta es mi manera favorita. Imagina que una chica te dice “Jamás en la vida saldría contigo” a lo que tú respondes “Que bueno porque a mí me gustan gordas y feas”. Si alguien con una acción o comentario quiere hacerte sentir mal la mejor forma de desarmarlo y quitarle poder es responder con sentido del humor, es una reacción totalmente opuesta a la que quieren provocarte. Dar la razón e ignorar funciona y cualquiera lo puede hacer, pero, responder a las provocaciones con sentido del humor es propio de personas muy inteligentes, maduras y líderes.  

Enojarse no resuelve nada, si nos enojamos no pensamos claramente, no razonamos, si nos dejamos llevar por la provocación damos un pésima imagen, mostramos lo peor de nosotros.

Por último quisiera invitarlos a que también pongamos atención y cuidado a nuestros comentarios y acciones, si no nos gusta que nos hagan rabiar, no hagamos rabiar a los demás. Y recuerden, el que se enoja, pierde.

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